¿Qué necesito para abrir una cuenta bancaria a nombre de mi sociedad? Requisitos 2025 y cómo evitar rechazos

Constituir una sociedad es apenas el primer paso para poner en marcha un negocio. En un entorno digitalizado, contar con una cuenta bancaria corporativa es clave para operar: permite gestionar pagos, cobros, impuestos y excedentes. Si bien el trámite de apertura suele ser simple, las dificultades aparecen cuando la empresa es nueva y no tiene historial financiero, lo que lleva a los bancos a evaluar el perfil crediticio de los socios. Si alguno presenta antecedentes negativos, puede limitarse el acceso a productos bancarios o incluso rechazarse la apertura. Por eso es esencial que los socios tengan sus finanzas personales en orden.

Constituir una sociedad es solo el primer paso para poner en marcha un emprendimiento. En una economía que funciona casi por completo a través de canales digitales, disponer de una cuenta bancaria corporativa resulta imprescindible: permite gestionar cobros, pagar a proveedores, cumplir obligaciones impositivas y colocar excedentes de liquidez. El trámite de apertura suele ser sencillo; en la mayoría de los bancos basta con presentar el estatuto inscrito de la sociedad, la constancia de alta de impuestos en AFIP y los datos personales del representante legal (incluido el formulario de la Unidad de Información Financiera que declara al beneficiario final).

El obstáculo aparece cuando la empresa es nueva y carece de historial económico. Ante esa falta de track record, las entidades financieras dirigen la lupa hacia los socios: revisan su comportamiento crediticio en bases como Veraz y analizan si existen deudas impagas o calificaciones de riesgo. Cuando alguno figura como deudor irrecuperable, el banco suele rechazar la apertura o, en el mejor de los casos, limitar severamente el acceso a productos financieros (líneas de crédito, tarjetas corporativas, descubierto). Por ello es fundamental que cada integrante llegue con sus finanzas personales en orden antes de iniciar el trámite.

En B Consultores insistimos en abordar los dos frentes que definen la salud de la compañía: la planificación impositiva y la gestión financiera. Es habitual ver sociedades que cumplen rigurosamente sus obligaciones fiscales pero descuidan la presentación bancaria o la administración del flujo de fondos. Sostener el equilibrio entre ambos aspectos no solo evita demoras en la operativa diaria, sino que mejora la calificación crediticia y amplía las alternativas de financiamiento de mediano plazo.